Es el trastorno del sueño más frecuente en la población general, el cual se puede manifestar como dificultad para iniciar el sueño (insomnio de conciliación), para mantenerlo durante la noche (insomnio de mantención) o como un despertar muy temprano (insomnio de despertar precoz). Puede ocurrir como respuesta a un estrés o a un acontecimiento traumático y durar pocos días o semanas, lo que se conoce como insomnio agudo, o puede prolongarse más allá de un mes, y convertirse en un problema a largo pazo, insomnio crónico, donde además encontramos otras causas como malos hábitos de sueño, problemas de salud o el mal uso de medicamentos.

Cuando el insomnio comienza a afectar el desempeño durante el día, provocando cansancio, somnolencia, disminución de la concentración, aumento en los errores o accidentes, es el momento de consultar al especialista para realizar un diagnóstico preciso y comenzar con el tratamiento adecuado, que en la mayoría de las ocasiones comienza con educación en higiene del sueño.

HIGIENE DEL SUEÑO

Hábitos saludables:

  • Mantener un horario similar todos los días para dormir y para levantarse
  • Realizar actividades a la luz día.
  • Realizar ejercicio físico regular, antes de las 20:00 hrs.
  • Utilizar el dormitorio sólo para dormir o para actividad sexual.
  • Mantener el dormitorio con luz tenue y con temperatura agradable.
  • Realizar una rutina relajante previa a dormir.
  • Evitar el uso de pantallas en el dormitorio (televisor, computador, dispositivos móviles).
  • Dormir las horas que requiere para despertar bien, lo cual es una necesidad individual.

Hábitos no saludables:

  • Consumir cafeína, alcohol o tabaco previo a ir a dormir.
  • Intentar solucionar problemas a la hora de ir a dormir.
  • Comer en forma excesiva antes de ir a acostarse.
  • Quedarse en la cama después de despertar en la mañana.
  • Dormir siesta más de 30 minutos.
  • Tomar medicamentos para dormir sin control médico